12 julio 2020

Ejercicio en casa

Ejercicio 

Tras el encierro, el practicar deporte se ha limitado a metros cuadrados. A resultado complicado para quienes practicamos en espacios al aire libre y quienes necesitaban de mayores distancias para tener una mejor condición. Los primeros meses estuvieron llenos de entusiasmo, de propuestas para ocupar el tiempo de “más” que se tenía por estar todo el día en casa. Hacer ejercicio fue una de ellas. 

Entonces comencé a recibir mensajes de amigos, que me invitaban a compartir mis rutinas con ellos, para entrenar juntos y motivarnos, incluso llegamos a hablar sobre un horario para tener mayores visualizaciones en un Live de Instagram. Estuve a punto de hacerlo, me propuse un día, una hora, pero ese plan no vio la luz.


    Aunque estuviera haciendo ejercicio en casa, no sentía ningún tipo de motivación. Cambiar de espacios a un solo lugar, me tumbo. Ahora mi trabajo, mis clases, mi entrenamiento están en el mismo sitio y esta adaptación forzada tuvo un impacto en mi cuerpo, en mi mente y en la visualización de mi vida. Simplemente no estaba motivada, iba a compartir algo que aunque me haga feliz hacerlo, por ahora, había perdido sentido. Transformar mi sentido competitivo y reducirlo solamente a estar bien de salud, fue agobiante. Me exigía más al estar encerrada, en tratar de innovar utilizando cosas de casa para poder tener materiales, quería hacerlo como antes; los ejercicios comenzaron a hacer repetitivos, las variaciones eran más de lo mismo. Los memes y los consejos de como sobrellevar el encierro, demandaban hacerlo. 


    En una conversación  un amigo me comentó: “este es el tiempo para trabajar en nuestras debilidades”. Deje mis exigencias deportivas por un lado y retome otras prácticas para sanar los dolores musculares que me han acompañado, tratando de mejorar mi flexibilidad, concentración y respiración.


    Aún sigo un poco indispuesta en grabar un video, mi estado de ánimo sigue variando y temo que no pueda terminar un entrenamiento porque mi mente se encuentre cansada. Para algunos, refugiarse detrás de una pantalla genera mucha seguridad, este aislamiento fue un ¡boom! de entrenadores y pseudoentrendores deportivos en las redes sociales. Como deportista estoy consciente de las lesiones que pueden existir por no hacer bien un ejercicio, por sobrecarga de entrenamiento y por falta de concentración (el estado de ánimo influye en el aprovechamiento de estos movimientos). Es una responsabilidad que traspasa la barrera virtual en la que nos movemos mayormente, ahora. Sobre el tiempo de “más”, realmente no existe el tiempo extra en la cuarentena, no nos han sumado horas en el día o la noche, solo nos han ahorrado el tiempo que hacíamos en transporte y que ahora podemos aprovechar para descansar, porque en nuestra antigua normalidad sacrificar las necesidades básicas (comer, dormir), nos ha colocado en esta posición de vulnerabilidad.


Sara Hernández

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