25 abril 2021

Pequeña confesión

Pequeña confesión

Hola, voy al grano, quisiera proponerte algo. Desde hace algunas semanas percibo tus movimientos fluidos, tus ojos inquietos y tu singular sonrisa al verme. Procuras siempre hablarme en algún momento de la clase, casi siempre al final de ella. 

     Bueno este escrito se ha alargado un poco más de lo que pensaba, entre mis palabras viene una propuesta un poco indecorosa, quizás un poco fuera de lugar y es que, a diferencia de unas salidas por una taza de café, preferiría indagar más en tu ser. Debo confesar que me intrigan tus formas y te quiero conocer un poco más, podría mirarte en algún otro escenario y si me permites me gustaría participar. Ambos podemos improvisar, sabemos resolver los imperfectos y tus pasos con los míos podrían crear una danza. Sin duda encontraremos el ritmo y te permitiré tocar, salir y volver al acto. 

     Claro si tú me lo permites, de mi parte lo tienes permitido. Nuestra esencia puede durar solamente unas horas, un par de semanas o lo que nos reste la vida. Algunas veces habrá posibilidad de nadar en la tormenta o estar inquietos en marea baja, con los pies desnudos en la orilla de nuestros deseos. 

     Podrías decir que poco nos conocemos como para poder llegar a tal punto de intimidad a solas, a diferencia de otros momentos, al menos recuerdo tu nombre y para mi basta y cesa. Si buscas involucrarte un poco más, házmelo saber, que tu esencia y carisma estoy dispuesta a conocer. Si solo buscas lo que te estoy proponiendo, deja tus maletas a un lado de la puerta, sabré que cuando terminemos de montar nuestro baile, tomaremos nuestras cosas y listos anunciaremos el final.


Sara Cancino

12 marzo 2021

Ser mujer 20/21

Ser mujer 20/21

Es difícil escribir estas palabras, pensé que al estar encerrada en casa, cubierta de brazos, piernas y cara para no infectarme cesaría el acoso por ser mujer. 

Ese radar que tienen los hombres de imaginarse los cuerpos detrás de la ropa holgada y suponer que seguimos siendo de ellos, no cesó en la pandemia.

Estar con estas medidas preventivas para cuidarme del COVID me hizo estar más consciente de lo vulnerable que era, porque mi agresor estaba a un lado mío en el carro, bajo el mismo techo, los mismos amigos, incluso muchas veces dormí con él. A veces lo llame padre, hermano, primo, amigo, novio, maestro, compañero, cualquier título que fuera un indicativo de pertenecía. Cuando logras quitarte la venda de los ojos, es inevitable no sentir ira por todos aquellos que aun que sabían que su pueblo sufría no hicieron nada y sigue siendo inevitable no sentirla cuando aún señalando la agresión sean justificados por las mismas razones por las que se nos acusa, alcohol, ropa, moral...

Desgraciadamente hoy no solo es mi nombre por el cual marchar y si, estoy dispuesta a quemar todo.


Sara Cancino

El día que te vayas

  El día que te vayas